
En los últimos meses, la relación entre el gobierno de Mexicali, encabezado por la alcaldesa Marina del Pilar Ávila Olmeda, y los actores del partido Morena ha sido marcada por hechos y declaraciones que evidencian un cierto nivel de desprecio y enfrentamiento político. Esta situación ha llegado incluso a movilizaciones ciudadanas significativas que reflejan el malestar de algunos sectores de la población.
Este fin de semana, más de 5,000 personas se congregaron en la Plaza de los Tres Poderes en Mexicali en una protesta atípica y simbólica contra la mandataria estatal. La movilización, organizada bajo la forma de una “carnita asada” masiva, combinó humor, sátira y reivindicación social. Con humo de asadores y pancartas con mensajes como “Fuera Marina” y “Yo sí tengo visa”, los asistentes expresaron su rechazo al gobierno de la mandataria.
La protesta, que en apariencia fue pacífica, sirvió para visibilizar el descontento de diversos sectores hacia la gestión de la alcaldesa, quienes, a juicio de los manifestantes, representan un liderazgo que no ha respondido a las expectativas ciudadanas. Además, en el evento se escucharon canciones de protesta, reforzando un ambiente festivo pero de clara exigencia de rendición de cuentas.
Organizada principalmente por el periodista Gustavo Macalpin, quien en las últimas semanas ha publicado contenidos en contra de la mandataria, y se rumora que podría postularse para la presidencia municipal de Mexicali en 2027, esta movilización marca un precedente en la historia política reciente del estado.
Este clima de movilización refleja la profunda división y el creciente rechazo social a la administración que, de acuerdo con diversos sectores, ha caído en el desprecio institucional y la confrontación que afecta la gobernabilidad.
La tensión entre Morena locales y las expresiones de malestar ciudadano también ha provocado efectos negativos en la ejecución de políticas públicas y en la coordinación institucional. La fragmentación política impide avanzar en proyectos necesarios para Mexicali, generando retrasos y un clima de desconfianza que perjudica la imagen y la estabilidad del gobierno.
Para superar estas adversidades, es urgente que los actores políticos prioricen el diálogo y el respeto mutuo, fomentando un ambiente de gobernanza que permita atender las demandas ciudadanas. La construcción de consensos y la escucha activa son clave para cerrar heridas políticas y redirigir los esfuerzos hacia el bienestar de la población.
La sociedad mexicana, y en particular la de Mexicali, demanda una gestión transparente y cercana.
SG