
Sandy González
La participación de Claudia Sheinbaum Pardo en la 51ª edición de la cumbre del G7, que se lleva acabo este 16 y 17 de junio en Canadá, marca un momento relevante en la política exterior de México. Este encuentro, que reúne a las naciones más influyentes del mundo, no solo refleja un reconocimiento del papel que México puede jugar en los asuntos globales, sino que también ofrece una valiosa oportunidad para que la presidenta mexicana dialogue directamente con líderes clave, entre ellos el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
El G7 o Grupo de los Siete es un foro informal que reúne a Italia, Canadá, Francia, Alemania, Japón, el Reino Unido y los Estados Unidos de América. La Unión Europea también participa en el Grupo y está representada en las cumbres por el presidente del Consejo Europeo y el presidente de la Comisión Europea.
Tradicionalmente, el encuentro del G7 ha estado dominado por las naciones más industrializadas, debatando sobre economía, seguridad, cambio climático y retos globales. La presencia de una representante mexicana en este foro no solo refleja un reconocimiento del papel que México puede jugar en estos temas, sino también una oportunidad para impulsar una agenda de interés nacional, tales como la migración, la inversión, y el liderazgo en la región.
Además, esta visita puede interpretarse como un intento por mejorar las relaciones diplomáticas en un contexto internacional donde la cooperación multinacional se vuelve indispensable ante desafíos compartidos. La presencia de Sheinbaum en dicha cumbre envía también un mensaje de apertura y disposición para dialogar con los líderes de las naciones más influyentes, promoviendo una mayor integración de México en las decisiones que afectan al mundo.
No obstante, el reto es mayúsculo. La comitiva mexicana que acompaña a la mandataria la cual esta conformada por el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, el canciller Juan Ramón de la Fuente y el jefe de la Unidad para América del Norte de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Roberto Velasco, deberá aprovechar cada encuentro para posicionar temas cruciales para el país y demostrar que México no solo puede ser un observador, sino un actor relevante en estas discusiones globales.
En conclusión, la presencia de Claudia Sheinbaum en la cumbre del G7 es una jugada estratégica que puede abrir puertas a una mayor influencia de México en la escena mundial, siempre y cuando se acompañe de una agenda clara, una diplomacia efectiva y un compromiso real con los temas de interés nacional e internacional.